jueves, agosto 25, 2005

De qué estamos hechos

De todos los años que llevo en este mundo, hay ciertas cosas que me intrigan de manera especial.
Y desde esta tarde, agrego una más a esa colección.
Durante la tarde de hoy jueves, ayudé a una persona a configurar una tarjeta que le va a permitir conectarse a internet desde su notebook. Nada nuevo. Nada nuevo hasta que terminamos de instalar todo y quedó conectado.
_"Ahora usted va a decirme su nombre" me dijo.

_"Rodrigo", le contesté, pese a que durante toda la conversación me dijo Roberto y como me pareció irrelevante corregirlo no le había dicho nada.

_"¿Y su apellido?"

_"Palma", volví a responder, ahora, completamente asombrado.

_"Dígame don Rodrigo Palma, ¿A donde debo dirigir una carta para agradecer su ayuda?"

_".........","La verdad don Cristián, no lo sé. Ahora que lo pienso, los canales siempre están abiertos para que los clientes puedan reclamar. No se me ocurre nada..."

_"Si, pero usted ha sido demasiado amable y paciente conmigo y me parece que eso también un debe hacerlo notar"

_".........................", "Mire, si me espera un momento puedo averiguarlo" Le dije, con una emoción que nunca voy a poder explicar con palabras.

Finalmente, me recomendaron que enviara un fax. Así es que volví y le entregué el número de fax.

Ahora, voy a ser lo más honesto posible.
La verdad es que en ese momento no me importó en absoluto que enviara o no el fax. Tampoco me importó lo que iba a pasar con el fax si llegaba a enviarlo.
Pero si debo reconocer que me emocioné hasta casi las lagrimas.
¿Por qué? Aún no lo entiendo. No le salvé la vida a nadie, tampoco sé que tan importante era para él, que pudieramos configurar su tarjeta. Lo que si sentí con una certeza increíble, fue que esa persona estaba agradecida por lo que yo había hecho.
Era un hombre mayor y claramente una persona educada. Él sabía que yo estaba haciendo mí trabajo, y sabía también que no era necesario ser genio para ayudarlo como lo hice.
¿Por qué
estaba entonces agradecido de verdad?
¿Por qué efectivamente unos minutos después llegó el fax?
¿Por qué significó tanto para mi el haberlo ayudado? si es algo que hago todos los días en mi trabajo.

Saben qué creo, creo que tal como se le digo a mi Regia querida cuando hablamos de estas cosas,
seguramente el día que me muera lo voy a saber, seguramente ese día voy a poder comprender todas esas cosas que aún no entiendo, seguramente en ese momento voy a entender por qué uno de mis mejores amigos se quitó la vida en el patio trasero de su casa el día de mi cumpleaños. O por qué me gusta mojarme bajo la lluvia. Seguramente en ese instante todo va a ser claro y natural. Seguramente voy a entender la teoría de la relatividad. O voy entender a la perfección los diagramas de Feynman. De seguro voy a entender eso y mucho más. Pero por ahora, la seguridad que tengo es que estas dudas me van a acompañar durante los años de vida que me quedan.
No sé si es bueno o malo vivir así, aunque si lo pienso un poco más, puedo decir que es mejor. Es bueno que la vida nos deje a veces sin palabras, con lagrimas en los ojos.
"De vez en cuando la vida
nos besa en la boca
...
y nos sentimos en buenas manos;
se hace de nuestra medida
toma nuestro paso" como dice Serrat.

Esta noche no tengo nada gracioso o cerebral que decir.
Esta noche sólo queiro decir que por primera vez en mucho, pero mucho tiempo, fuí FELIZ en un lugar tan impersonal como mi trabajo.
Fueron
sólo unos segundos es cierto, y muy poco para algunos tal vez. Pero para los que hemos tenido la suerte de amar alguna vez, sabemos que en compañia de esa mujer única, bastan sólo unos segundos para que nuestro ser alcance el rincón más remoto de este universo, son un puñado de humildes segundos que lo destruyen todo a su paso, piel, sonido, calor... nada queda, tal vez para que así, al volver a esta realidad, nos sintamos con la esperanza de que empezamos de cero, con la sensasión de que somos por completo buenos.
Son sólo unso segundos, como sólo unos segundos de este jueves fueron los responsables del post de esta noche.

De qué estamos hechos, de milagros creo yo, inexplicables y asombrosos, tan inmensos e interminables como el amor mismo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Anónimo dijo...

Guau!!!, pero de verdad.